By: Angel "AngelMaz" Montiel
Cuando se anunció la noticia de que habría un estadio dedicado a los esports dentro del Artz Pedregal no sabía que pensar, dudo que alguien sabía que pasaría realmente. Al fin habría un espacio reservado y dedicado para los deportes electrónicos con calidad y equipo adecuado para su transmisión, aun así, su inicio fue complicado por decir menos por causas de fuerza mayor.
El encierro por la pandemia fue un golpe duro para la sociedad, pero una oportunidad para los esports y su distribución. En menos de tres meses tuvieron un crecimiento exponencial, hubo torneos en televisión abierta emitidos con toda la producción a tope, pero hacía falta la experiencia presencial para la mayoría.
Así que, un año más tarde, la jornada regular de la Liga Latinoamericana de League of Legends estaría presente cada semana, cuando sea temporada regular, claramente. El resto del tiempo también hospeda diferentes eventos, pero para puntuar muchos de estos sentimientos, me enfocaré en la LLA de ahora en el resto en el escrito.
Para nuestra sorpresa, el 2022 sería la primera vez que México haría presencia como huésped de la fase de Play-ins del mundial y fue revolucionario. Videos y contenido en redes de quienes no necesariamente tenían que ver con videojuegos dedicaron su espacio para exponer esta fiesta con el resto del mundo, personas de todo el globo se reunieron, a veces con más pasión que dinero, para ver a sus equipos favoritos, inclusive teniendo la oportunidad de ver al que sería el campeón de ese año. Un bautizo de fuego que demostraría que los esports estaban para quedarse.
La racha seguiría el año siguiente. El 2023 fue el año del aficionado. Una revolución completa para dar lugar a las porras, hinchadas, aficiones o como quieran llamarlo. Los equipos empezaron a dedicarse a cultivar fanaticada local y tuvieron éxito con ello en diferentes niveles. No es que no existiera, pero definitivamente se notó el cambio para la mayoría de los equipos. Es una inversión arriesgada para las organizaciones, pero una que vale la pena por una sencilla razón: El público respondió.
La relación entre un equipo y su comunidad es simbiótica y especial, cualquier organizador de equipo de futbol te lo puede comentar. Sin aficionados, no hay equipo y sin equipo no hay gente que le importe un deporte, pero para eso hace falta más que solo ser buenos. Si, se puede hacer un nombre por tener a lo mejor de lo mejor, pero es quedar corto a la capacidad de tener un impacto en la comunidad.
No importando el día, los cambios o los tiempos que pasen, la gente vuelve de vez en vez para disfrutar una misma pasión y, con el tiempo la gente se queda cada vez más tiempo. Hay juegos con llenos totales en la venta y otros que claramente no son los favoritos de la gente, pero cuando entras y hay un partido que era esperado, es la misma sensación que se tiene en un estadio.
Esa magia que solo es repetible cuando compartes con gente que les importa lo mismo que tú, cuando la intensidad de una jugada hacer que saltes del asiento y te genere una reacción dentro de ti, en el 2024 existe. La gente que visita los juegos se vuelve habitual, rostros que reconoces una y otra vez, que llegas a extrañar cuando sabes no lo verás hasta que sea la próxima temporada o cuando sea un momento especial, esa conexión que hay cuando dos personas, aún sin decir una palabra, saben qué hacer cuando sea el momento adecuado. Casi planeado.
Y es diferente a verlo y hablarlo con un amigo desde una llamada o una sala que verlo en vivo. Algo se apodera dentro de uno y demuestra una cara que no sabía que tenía, una donde no tiene que ocultarse o avergonzarse por lo que le gusta o por lo que pase. Por dos horas olvidas todos lo demás y disfrutas un juego. Por dos horas te vuelves parte del juego.
Personalmente, no me importaba la liga hace un par de años. No la veía ni por error y aun así puedo decir que encontré amigos que puedo tener toda la vida. Personas que no coincido en su personalidad, pero si en su forma de pensar o vice-versa que puedo extrañar y abrazar la siguiente vez que lo vea.
Rivales en juego, pero amigos en sala que pueden entenderse como pocas personas, todo por darme esa oportunidad de conocer tanto el lugar como a la gente. Eso ha hecho que se convierta en un hogar, un lugar seguro, un espacio donde puedo obtener un poco de paz. Solo la vida sabe que será del futuro, pero por ahora, siento en mi pecho los gritos de la pasión que las masas entregan. Eso me hace sentir bien.
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